El animo es aliento, fuerza vital, energia. El desanimo es su ausencia. Animo y desanimo nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida. El tono vital fluctua y unas veces estamos mas plenos y contentos y otras mas alicaidos y descontentos. Asi es, seguramente, en todas las criaturas, incuidos los animales. Pero el desanimo cuando se intensifica o prolonga puede oscurecer la vision y condicionar negativamente el comportamiento. Hay que aprender, pues, a hacer crecerse y renovar su tono animico.
El desanimo o falta de vitalidad baja el nivel de la conciencia y ofusca la vision; roba brillo a cada situacion y desmotiva a la persona. Cuando falta el animo, el individuo se siente abrumado, desconcertado o alicaido, y entonces su percepcion no es lo suficientemente clara ni intensa ni su proceder es el mas idoneo.
Uno mismo puede poner medios y actitudes para evitar el desanimo, aunque este se produce siempre en algun momento, pero hay que evitar que se prolongue y se haga cronico, Se puede hacer mucho por uno mismo en este sentido, salvo que ya se haya empezado a descender irremisiblemente por la pendiente del abatimiento. Es como si uno pudiera conectar con una frecuencia de vitalidad 0 de desfallecimiento; hasta cierto punto esa posibilidad si esta en uno mismo. Hay una historia muy ocurrente:
Erase un maestro que siempre estaba contento y
animado. Le preguntaron sus disipulos como lo conseguia
y el repuso:
-Cada manana al despertar, amigos mios, me
digo a mi mismo: ~que elijo hoy: estar contento o descontento?
Y siempre elijo estar contento. No hay otro secreto.
animado. Le preguntaron sus disipulos como lo conseguia
y el repuso:
-Cada manana al despertar, amigos mios, me
digo a mi mismo: ~que elijo hoy: estar contento o descontento?
Y siempre elijo estar contento. No hay otro secreto.
Muchas de nuestras mejores energias las consumen precisamente los errores basicos de la mente, las preocupaciones y obsesiones y los conflictos y fricciones de todo tipo que generamos por los oscurecimientos de la mente. Si supieramos acopiar y reorientar toda esa energia, tendriamos caudales muy importantes de vitalidad y de animo y nos sentiriamos mucho mejor y mas diligentemente proseguiriamos en la senda del armonico desenvolvimiento de nosotros mismos. No podemos siquiera sospechar cuantas energias desaprovechamos y malgastamos consumidas por la fragmentacion de nuestro yo y la falta de real madurez emocional. El conflicto basico que reside en todos nosotros y que representa una desgarradora lucha de tendencias tambien consume mucha vitalidad y nos conduce al desanimo y al desaliento, asf como nuestras grandes contradicciones y la falta de direccion de nosotros mismos.
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